flechatras


Kurüko, Juan

küzaw kam kamañ: Talador

El talador más afamado de Chile ha sido sin duda el indio Juan Currieco, llamado comúnmente Pichi Juan. Acompañó a Vicente Pérez Rosales en su primer viaje al norte del lago Llanquihue 1 e hizo dos viajes a Nahuelhuapi, 2 uno de ellos en compañía mía y de Fernando Hess hasta la península de San Pedro. Después hizo él solo una larga excursión por la orilla sur del lago Llanquihue siguiendo un trazo de que se ha conservado memoria y que he apuntado en el Plano. Pichi Juan era un hermoso tipo del indio huilliche o cunco, de figura esbelta y pecho ancho, con las manos y pies de formas finas. Cuando venía de su casa en la isla de Coihueco (la península formada por la confluencia de los ríos Rahue y Coihueco) dispuesto para un nuevo viaje, con su poncho y sus polainas (esta una pieza especial propia a su tribu) recién confeccionados y teñidos, su aspecto producía una impresión muy favorable.
Como contribución psicológica para ilustrar las ideas y facultades mentales de estos «hijos de la naturaleza», voy a relatar una pequeña anécdota: cuando nos hallábamos en la parte más fragosa del paso Pérez Rosales y con algún apuro por el avance difícil en las espesuras del bosque, se me presentó Pichi Juan con un obsequio que consistía en un hongo grande que es común en los coihues y sirve para yesca cuando seco. Le había hallado en la expedición del año anterior y puesto a secar; ahora con su excelente memoria y su ojo agudo le había vuelto a hallar y encontrado bueno para el uso. Renovamos con ella la provisión de yesca que nos servía para prender fuego. Aparte de su habilidad para volver a encontrar este objeto, nos admira que le haya puesto a guardar en el primer viaje, porque la probabilidad de volver a este lugar apartado era algo lejana; el obsequio sería tal vez para animarnos en nuestras fatigas.
Pichi Juan me era muy simpático como tipo puro de los aborígenes de Chile y me sirvió bien en mi viaje a Nahuelhuapi, pero no pude hacer casi nada a su favor. Le redacté dos presentaciones al Gobierno por reclamaciones de tierras en la isla de Coihueco que quedaron sin resultado. 3 Conservo su fotografía.
Por fin el arrojo y las fuerzas de Pichi Juan no resistieron a sus empresas demasiado audaces. Después de una excursión de cuatro semanas en busca de animales perdidos, se enfermó y murió, a los quince días de haber vuelto a su casa, en octubre de 1865, hallándose en la flor de su edad.